SEMBRADOR
Jardinero de espigas y sueños,
sembrador de amor y empeños,
has creado un campo de ternura,
con caricias ciertas y dulce locura.
Tu alma atrevida de pasión fecunda,
borro de mi alma toda amargura.
Tus manos amantes rodean mi cintura,
la piel anhelante responde segura.
Mis labios se llenan de miel y delicia,
abonas ilusiones de holgada alegría
en la tierra amada, fértil y húmeda,
semillas florecen en el alma rociada
con rayitos de sol que deslumbran
y aroma de luna enervada de amor.
Luz Elena Sepúlveda
|
sábado, 17 de marzo de 2012
SEMBRADOR
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El amor necesita de abonarse. Una metàfora muy diciente. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarGracias Carlos, un abrazo
Eliminar