viernes, 2 de marzo de 2012

PIANO, PIANO...


PIANO. PIANO…


El viejo piano no deja de llorar,

mis manos se deslizan por sus teclas

tratando de calmar mi ansiedad,

las alas de mis sueños me transportan

al compás de esta melodía de soledad.

Se refugia mi alma entre tus notas,

se doblega el deseo de esconderme

en el viento, en el tiempo, en el mar.



Piano, piano…

alma, risa, llanto, amor, pasión, afinidad,

se crispan mis manos, se confunde mi llanto

y vuelo entre tus notas, vuelo, vuelo alto.

Evoco la sombra de sus pasos en tu sonido

y se aviva la fuerza del deseo escondido,

descubro el secreto hermético… el olvido.


Piano, piano…

en idioma primitivo desnudas mi alma,

entregas el sueño de mis años,

un sueño que ahora ha despertado

entre el compás de espera de mis penas,

y un intimo letargo de conciencia,

que traiciona la débil fortaleza de mi andar.



Piano, piano...

sentimiento abstracto doblegado,

entre las notas de añoranza y soledad,

quiero encontrar en tus sonidos,

la prolongación de sus besos amados,

el calor de su cuerpo anhelado,

al roce de tus teclas en mis manos,

las entregas repetidas tantas veces,

en el sitio en que juramos amarnos.

Piano, piano… ya deja de llorar.

Luz Elena Sepúlveda

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