PRISIONERA
Con la mirada entristecida
y escasos destellos de luz
entre sus lagrimas cristalinas,
cosquillea en sus recuerdos,
un añejo anhelo de huida,
un deseo acorralado
como de dominar las alturas,
acariciar el horizonte,
flotar sobre los valles lejanos,
emigrar a esos rumbos
que no le son propios ni legítimos,
conversar con el viento y el roció
en idiomas primitivos,
entonar junto a las aves
canciones anónimas y
jugar en los ríos y mares
con el amor anidado en su corazón.
El resplandor de una estrella desvelada,
le devuelve la razón,
aumenta la angustia de su alma niña,
no sabe en cual espacio esconder
la pasión abstracta que brota de su ser.
La voracidad de la vida le ha robado
la esperanza que entretenía
sus cansados años,
solo quedan algunos sueños
que se detienen en el limite
de su sombra en la alborada.
Con la mirada entristecida
y escasos destellos de luz
entre sus lagrimas cristalinas,
cosquillea en sus recuerdos,
un añejo anhelo de huida,
un deseo acorralado
como de dominar las alturas,
acariciar el horizonte,
flotar sobre los valles lejanos,
emigrar a esos rumbos
que no le son propios ni legítimos,
conversar con el viento y el roció
en idiomas primitivos,
entonar junto a las aves
canciones anónimas y
jugar en los ríos y mares
con el amor anidado en su corazón.
El resplandor de una estrella desvelada,
le devuelve la razón,
aumenta la angustia de su alma niña,
no sabe en cual espacio esconder
la pasión abstracta que brota de su ser.
La voracidad de la vida le ha robado
la esperanza que entretenía
sus cansados años,
solo quedan algunos sueños
que se detienen en el limite
de su sombra en la alborada.
Luz Elena Sepúlveda
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