lunes, 17 de noviembre de 2008

EL ADIOS


EL ADIOS
Te digo adiós

como puedo hacerlo,

con una poesia

me alejo de tu vida

con el alma contricta,

con los sueños entre sombras,

como un espectro.


Un silencio prolongado

acompañara la despedida,


una fractura letal hace pedazos


los cuatro vértices

de mi cuadratura sentimental.

Creí seriamos tu y yo

cóncavo y convexo en el amor


y solo fui aprendiz en

seducción que fracasa hoy.

Incurable vanidad que en

los cuernos de la luna me situó.

Comedia humana es el amor,

se quedan en mi piel, tus besos

soñados, siempre anhelados.

Guardare para mí el

contacto imaginado de tus manos,

el roce de tus labios,

la fantasía solitaria

de un universo enlazado

eternamente a tu lado.

Sacrificio máximo

para este iluso corazón,

que se niega y no acepta

este inevitable adiós,

tortura medieval que se cuela

por las rendijas de la razón

me obliga a perderme

en un laberinto de tristeza y dolor.

Grito tu nombre en mi interior,

te digo te amo, te añoro,

siempre serás mi amor,

te dejare día a día en el viento,

mil besos envueltos en un solo corazón.


Adiós mi dulce amor,

seguiré mi destino con valor,

caminare en la penumbra

entre callejones absurdos

que nos separan hoy.

No tengo explicación,

no sé que paso,

tal vez la cordura nos envolvió,

será que en un puerto olvidamos,

en la arena enterramos

una hermosa ilusión.

Dime amor que nos paso.

Será que nos contagiamos de civilización.


Autora: Luz Elena Sepúlveda

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